lunes, 22 de marzo de 2010

Reverendas MM. Brigidas


Catedral Nueva-Brigidas

El edificio que se ve a la izquierda de la fotografía de Enrique Guinea es el convento de las Brígidas en su antigua ubicación, fácilmente identificable por su portada, proyectada en 1783 por el arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel, que al iniciarse las obras de la catedral se trasladó piedra por piedra a la ubicación actual del convento en la calle inmediata de Vicente Goicoechea. Esta calle en la época de la fotografía se llamaba del Juego de Pelota, juego que precisamente estaba detrás del edificio que se ve a un lado del convento en el centro de la imagen. En el fondo de la fotografía se puede percibir una chimenea. Corresponde a la conocida como “fábrica de la luz” que en aquella época era la compañía Electro-Hidráulica Alavesa, y en épocas más recientes Vitoriana de Electricidad e Iberdrola. No fueron las Brígidas las primeras ocupantes del convento llamado de la Magdalena. Anteriormente, en los siglos XVI y XVII, lo habían sido las Carmelitas descalzas que protagonizaron un hecho histórico muy sonoro cuando, deseando abandonar la Ciudad, no fueron autorizadas, y realizaron una rocambolesca fuga frustrada, que fue novelada con el título de “Unas monjas rebeldes” por Antón de Anorbín, seudónimo utilizado por José Sáenz de Santamaría. Mucho antes, en el siglo XIII, este edificio había estado destinado a Hospital de leprosos, al cuidado de los religiosos de la Orden de San Lázaro.

Las Brígidas cierran el convento de Vicente Goicoechea y dejan Vitoria tras 353 años
La orden ocupa un edificio de 2.250 metros cuadrados en pleno centro, cuyo destino es aún una incógnita.
Adiós a una de las órdenes religiosas históricas de la ciudad. La comunidad de las Hermanas Brígidas cerrará en los próximos meses su convento de la calle Vicente Goicoechea tras 353 años de permanencia en Vitoria, los 97 últimos en esta céntrica ubicación. Las escasas monjas que quedan en el inmueble se trasladarán a Valladolid,El edificio que alberga el convento y su capilla aneja suman 2.250 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, pero la parcela que ocupan dispone de otros 5.735 metros en el interior del patio que comparte con el colegio de las Ursulinas y la antigua fábrica de Muebles Bonilla. Las religiosas dedican esa media hectárea de terreno a labores de horticultura. De hecho, una de sus fuentes de subsistencia es la venta de las verduras que cosechan en la huerta.

La superiora de las Brígidas de Vitoria eludió precisar cuál será el destino el convento tras el cierre y afirmó que corresponde al Obispado aportar este tipo de detalles. Un portavoz de la Diócesis de Vitoria, por su parte, comunicó que los responsables de ese organismo eclesiástico «no desean hacer, por ahora, ningún comentario sobre el traslado de las Brígidas». No obstante, es poco previsible que el edificio acoja en el futuro un nuevo uso ajustado a su calificación actual de equipamiento religioso.
La posibilidad de venta, si es que las Brígidas o el Obispado -pues ayer no se aclaró quién es el actual titular de la propiedad- consiguen un comprador, está íntimamente ligada con la posibilidad de cambiar el uso del edificio, lo que está en manos del Ayuntamiento vitoriano.

Si se impulsa esta modificación -que se efectuó recientemente sin problemas en el caso del convento de Betoño-, el inmueble podría acoger usos culturales, sociales y de servicios. La posibilidad de convertir el espacio en viviendas es más jugosa desde el punto de vista económico, pero también se antoja más remota. Sólo sería posible si existiera un consenso político suficiente para hacer una modificación puntual del Plan General de la ciudad, lo que requiere un trámite más complejo que el mero cambio de uso del inmueble.
Fachada de Olaguíbel

En cualquier caso, el comprador tendrá que asumir diversos condicionantes arquitectónicos que no podrá variar. La normativa municipal impide derribar la estructura básica del convento y exige el mantenimiento integral de la capilla, dado que se trata de un edificio histórico con valor.

La fachada del recinto destinado al culto, de hecho, fue diseñada hace más de doscientos años por el arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel. Era la portada del antiguo convento de las Brígidas, que fue derribado para levantar en su lugar la catedral nueva de Vitoria. En ese momento, la fachada se recuperó y fue trasladada a su actual emplazamiento de la calle Vicente Goicoechea.

No hay comentarios: